Hay causas perdidas de antemano..., pero el evitar la violencia no debe de ser una de ellas.
Siempre diàlogo.
Entre amigos, entre vecinos, entre padres e hijos, entre hombre y mujer, entre pueblos.
Siempre palabras.
Que forman mensajes,
que calman el ànimo, que estimulan el diálogo; que se dicen con besos, a veces sin ellos.
Duermen el rencor y hacen renacer al Hombre.
Palabras, siempre palabras.
Gritos...
NO!, palabras.
Amenazas...
NO!, palabras
Violencia...
NO!, palabras.
Palabras sencillas, espontáneas;
palabras llanas.
Con el dolor pueden convivir las palabras: a veces, de vuelta, malsonantes.
Las palabras soportan la fuerza del mazo, de la ira, del fuego en la fragua.
¿A veces no quieres..., no quiero escucharlas?.
Palabras, siempre palabras.
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Por la parte que me toca -usted me entiende- gracias.
ResponderEliminarPor cierto, paisano, hace veinte años viví en Priego durante otros tres, junto a quien fue mi esposa de hecho.
Mi casa la tuve en la Huerta Palacio.
¡Si usted supiera...!
¡Todavía, amigo, todavía, estoy profundamente vinculado a esa población, no sabe cuánto...!
Palabras, siempre palabras...
ResponderEliminar¡Qué poema más hermoso!
Y cuanta razón tienes.
Besos grandes.
Antonio, es la primera vez que te leo un poema... un poema precioso, sentido, duro y lirico al mismo tiempo... cierto !ciertisimo! la palabra lo soporta todo, pero siempre, por encima de todo, ante todo, pese a todo... las palabras; siempre el diálogo, siempre por compañera la palabra.
ResponderEliminarUn besote, por supuestisimo, de los gordos